Lo primero que hay que resaltar es que en Colombia no se necesita reformar la Constitución para adelantar las reformas sociales pendientes, sino simplemente cumplirla, acatarla y desarrollarla, tanto legislativa como institucionalmente. Las responsabilidades de esa naturaleza recaen en los hombros de quienes tienen la obligación de cumplir con la Constitución, no de la Constitución misma. No vulnerando la democracia o las instituciones democráticas.