En las últimas décadas, el crimen organizado en Colombia ha sufrido profundas transformaciones. Lo que comenzó con los grandes carteles de los años ochenta y noventa, pasó luego por estructuras paramilitares, bandas criminales y hoy se consolida como un modelo difuso y en red, mucho más difícil de atacar, advierte un reciente informe de la Fundación Ideas para la Paz (FIP) y el Diálogo Interamericano.